1.- Dormir. Ya haya dormido 7 horas o 7 minutos durante la guardia, cuando llego a casa el poder de atracción de mi cama es directamente proporcional a la cantidad de mugre que llevo encima. Creo que alguna vez hasta he dado una cabezada mientras me duchaba.
2.- Comer. Guarreridas varias, a ser posible. Mi principal antojo son los cereales, pero nada de Special K, All Bran o cosas de esas que si comes por la noche al día siguiente te partes el pecho si tu perro se carga tu cama. Lo mío son los cereales que más chocolate y/o calorías contengan. De hecho, hoy estoy saliente y sin Choco Krispies, y ya me estoy poniendo de mala leche.
3.- Salir de compras. Esto entra dentro del conocido en Psiquiatría como "síndrome maniforme del saliente", que consiste en ánimo eufórico, verborrea, aumento del deseo sexual (qué queréis, ¡a mi me pasa! será porque todavía relaciono estar toda la noche despierta con juerga, desenfreno y guateque juvenil) y gastos excesivos. Como me pasa con los cereales, si en un saliente voy de tiendas y no compro nada, me pongo de mal humor (en este caso, lo que hago es comprarme algo de comer... soy un animalillo de instintos básicos).
4.- Depilarme. Otra de mis costumbres sagradas. Ya puedo estar más lisa que un huevo duro (de los de comer), que me tengo que pasar la silkepil sí o sí. Podría decirse que es un tipo de tricotilomanía para descargar la ansiedad acumulada, pero yo prefiero verlo como una simple conducta sadomasoquista embellecedora.
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