Me gusta:
1.- El olor del Sterilium. Es un vicio.
2.- Que me llamen "Doctora", no por lo pomposo ni por elitismos chorras, simplemente no estoy acostumbrada aún y me hace gracia oirlo.
3.- Las guardias en buena compañía. El estrés, los sudores, el globo vesical que se te forma y la hiperseborrea en piel y cuero cabelludo se hacen algo más llevaderos (después de leer esto más de uno arderá en deseos de meterme mano recién salida de una guardia).
4.- Mi fonendo. Aunque dentro de no mucho lo dejaré aparcado, no significa que me vaya a olvidar de él. Recuerdo cuando fui a comprarlo, en 3º de carrera: los 92 euracos que costó, la indecisión de si burdeos, naranja butanero, celeste metalizado o azul caribeño (al final ganó este último); y la primera vez que lo usé, conmigo misma, pensando luego "Madredelamorhermoso, ¡voy a morir!" (en esos momentos no era consciente de que la taquicardia in extremis es algo normal en mi).
5.- Los salientes de guardia de Psiquiatría: normalmente descansada, eufórica, hiperverborreica (más aún) e hiperfágica (pero hiperfagia selectiva: alimentos hipercalóricos, de los que sólo con mirarlos coges un par de kilos, por favor). En definitiva: en fase hipomaníaca.
Me disgustan:
1.- Mi pijama y batas del hospital. El pijama, porque al ser de escote en pico tengo que llevar otra camiseta debajo para no enseñar media teta a los pacientes mientras los exploro (en esto caí pasado un tiempo...), y porque tienes las mangas muy largas y arremangándomelas parezco Marc Lenders. La bata, porque todas las de la talla SP (superputapequeña) traen la sisa a la altura de la cintura, y si la llevo abrochada no puedo levantar los brazos, con lo necesario que es en medio de una guardia alzar los brazos al cielo y clamar a Satán Jesús Nuestro Señor.
2.- Que los guantes de la talla S me queden cortos y los de la M anchos. Así no hay quien desobstruya un fecaloma, coñe.
3.- La comida del hospital. ¿Tanto cuesta hacer un plato que no chorree aceite? Creo que en ese comedor hasta la fruta lleva aceite.
4.- El descontrol aire acondicionado/frío polar o calefacción/hogueras del infierno que hay en las consultas y dormitorios.
5.- Los salientes de guardia de puerta. Aparte de la hiperseborrea en cara y cuero cabelludo comentada anteriormente (lo repito para que os enamoréis más aún de mi, si cabe), te altera los ritmos circadianos, la vida en general y el hábito intestinal en particular (querría ver yo a José Coronado anunciando los bifidus después de un triplete de guardia... ¡já!).
La pechá de reir que me he pegado leyendo esto, jaja.
ResponderEliminarA mí me encanta volver andando del hospital a casa tras una guardia, esos 40-45 minutos con el airecito todavía fresco de la mañana me sientan muy bien. Y odio no poder mangar ese día un pijama verde y tener que llevar el blanco, con lo guarretoso que es y lo que transparentan las bragas de Snoopy con él, poddió
Oye, pues lo de la hiperseborrea tiene su aquel... ¿qué mejor excusa para compartir una ducha post-guardia, antes de zambullirse juntos en un mar de sábanas y soñar abrazados? ;)
ResponderEliminarMuy de acuerdo con los dos, el aire fresquito dándote en la cara recién salida del hospital se agradece. Lo de la ducha compartida post-guardia no lo he probado aún, pero habrá que hacerlo un día de estos, digo yo :P
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