sábado, 16 de abril de 2011

Cinco cosas (más o menos tontorronas) que me gustan/disgustan de ser médico.

Me gusta:

1.- El olor del Sterilium. Es un vicio.
2.- Que me llamen "Doctora", no por lo pomposo ni por elitismos chorras, simplemente no estoy acostumbrada aún y me hace gracia oirlo.
3.- Las guardias en buena compañía. El estrés, los sudores, el globo vesical que se te forma y la hiperseborrea en piel y cuero cabelludo se hacen algo más llevaderos (después de leer esto más de uno arderá en deseos de meterme mano recién salida de una guardia).
4.- Mi fonendo. Aunque dentro de no mucho lo dejaré aparcado, no significa que me vaya a olvidar de él. Recuerdo cuando fui a comprarlo, en 3º de carrera: los 92 euracos que costó, la indecisión de si burdeos, naranja butanero, celeste metalizado o azul caribeño (al final ganó este último); y la primera vez que lo usé, conmigo misma, pensando luego "Madredelamorhermoso, ¡voy a morir!" (en esos momentos no era consciente de que la taquicardia in extremis es algo normal en mi).
5.- Los salientes de guardia de Psiquiatría: normalmente descansada, eufórica, hiperverborreica (más aún) e hiperfágica (pero hiperfagia selectiva: alimentos hipercalóricos, de los que sólo con mirarlos coges un par de kilos, por favor). En definitiva: en fase hipomaníaca.

 Me disgustan:

1.- Mi pijama y batas del hospital. El pijama, porque al ser de escote en pico tengo que llevar otra camiseta debajo para no enseñar media teta a los pacientes mientras los exploro (en esto caí pasado un tiempo...), y porque tienes las mangas muy largas y arremangándomelas parezco Marc Lenders. La bata, porque todas las de la talla SP (superputapequeña) traen la sisa a la altura de la cintura, y si la llevo abrochada no puedo levantar los brazos, con lo necesario que es en medio de una guardia alzar los brazos al cielo y clamar a Satán Jesús Nuestro Señor.
2.- Que los guantes de la talla S me queden cortos y los de la M anchos. Así no hay quien desobstruya un fecaloma, coñe.
3.- La comida del hospital. ¿Tanto cuesta hacer un plato que no chorree aceite? Creo que en ese comedor hasta la fruta lleva aceite.
4.- El descontrol aire acondicionado/frío polar o calefacción/hogueras del infierno que hay en las consultas y dormitorios.
5.- Los salientes de guardia de puerta. Aparte de la hiperseborrea en cara y cuero cabelludo comentada anteriormente (lo repito para que os enamoréis más aún de mi, si cabe), te altera los ritmos circadianos, la vida en general y el hábito intestinal en particular (querría ver yo a José Coronado anunciando los bifidus después de un triplete de guardia... ¡já!).

3 comentarios:

  1. La pechá de reir que me he pegado leyendo esto, jaja.
    A mí me encanta volver andando del hospital a casa tras una guardia, esos 40-45 minutos con el airecito todavía fresco de la mañana me sientan muy bien. Y odio no poder mangar ese día un pijama verde y tener que llevar el blanco, con lo guarretoso que es y lo que transparentan las bragas de Snoopy con él, poddió

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  2. Oye, pues lo de la hiperseborrea tiene su aquel... ¿qué mejor excusa para compartir una ducha post-guardia, antes de zambullirse juntos en un mar de sábanas y soñar abrazados? ;)

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  3. Muy de acuerdo con los dos, el aire fresquito dándote en la cara recién salida del hospital se agradece. Lo de la ducha compartida post-guardia no lo he probado aún, pero habrá que hacerlo un día de estos, digo yo :P

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